No sé el motivo, pero durante muchísimos años he guardado objetos que corresponden a algún momento de mi vida en el que significaron algo para mi. Anillos de mi niñez y adolescencia que ya no me quedan, prendedores que ya no se usan, pins que usaba en mis solapas en los '70 y '80, caravanas sin par, dijes que algún novio me regaló, punteros de camisas que nunca llegué a lucir. Por alguna razón no me deshice de ellos, no importando si eran de valor o tan solo bijou barata, quedaron en algún cajón esperando...Muchas veces me cuestioné por qué lo hacía y tantas veces me respondí: "no ocupan mucho lugar y cuando los miro me evocan épocas, situaciones, personas que quiero o quise, son parte de mi historia, son pedacitos de mi persona".
Hoy encontré la manera de lucirlos. Viéndolos a diario se remueven mis recuerdos y mi historia pasa como episodios de una película que saltan de un antes a un después y viceversa como un resorte. Aquella amiga que dejé de ver , la que un día me regaló un medio corazón diciendome que nunca dejaría de estar a mi lado, aquel muchacho que tanto me gustaba y me obsequió ese anillo tan especial el día que cumplí los 15, aquellas caravanas que usaba a diario como si fueran parte de un uniforme - un día de lluvia perdí una y lloré de rabia por la que quedaba solitaria.
Mi nueva cajita de recuerdos viejos la hice con dedicación, con cuidado, y hoy guarda mis actuales joyas, que seguramente, en algunos años, pasarán a formar parte de la decoración de la tapa que hoy pueden ver en la foto.