1/3/14

Chopin cumple años


Como a muchas niñas de mi generación, en una época en que se iba a la escuela en un solo turno y luego se iba al club, a las clases de corte y confección o manualidades, mis padres me mandaron a aprender piano.
Me regalaron un piano vertical cuando tenía 6 años, que es el mismo que toco hoy día. Es parte de mi, por lo que  nunca quise deshacerme de él, a pesar de que por mucho tiempo dejé de practicar.
Recuerdo las exigentes clases de técnica de Hanon ( El pianista virtuoso ) y Czerny ( El arte de hacer ágiles los dedos), requisito indispensable para poder luego ejecutar alguna obra de mayor importancia con calidad. De todos los compositores que aprendí a tocar, siempre tuve una especial predilección por Chopin. Da la causalidad que era polaco y podría pensarse que por eso lo elegí...por algún tipo de relación ancestral.... pero no, en realidad es su música la que me cautiva, especialmente los preludios , sonatas y mazurkas.
Nunca llegué a ser una virtuosa ni mucho menos, pero acariciar las teclas de mi querido instrumento y ensayar sobre ellas aquellas partituras me llena de emoción, una emoción que egoístamente me gusta compartirla sólo conmigo pues no me gusta tener espectadores. 
En el año 2010 tuve oportunidad de viajar a Polonia, tierra de mis abuelos paternos y casualmente ese año se festejaban los 200 años del nacimiento de Chopin. Tremenda fue mi alegría cuando en Varsovia, una mañana de domingo fría pero soleada, paseando por un hermoso parque lleno de rosas (Parque Lazienki) encontré a Chopin tomando sol en el medio de una fuente de aguas claras. Se escuchaba en el ambiente una preciosa música que no lograba darme cuenta de dónde provenía. De pronto un joven se acercó a mi y me entregó un CD, pregunté el precio y me explicó orgulloso que era un regalo por el festejo del bicentenario del nacimiento del artista. Me invitó a un concierto a cielo abierto que darían en el lugar más tarde.. Lindísimo detalle!       



La música emergiendo entre los árboles, las rosas despidiendo su aroma, el cielo limpio de un azul intenso, mi corazón explotaba de placer.
















En otra oportunidad, caminando por el centro de la ciudad  de pronto me encontré con una majestuosa mano en el balcón de la Akademia Teatraina Aleksandra Zelwerowicza, era el homenaje del teatro a este músico tan respetado y amado.

Gracias a una amiga de facebook ( María del Carmen) a quien no conozco personalmente, pero con quien comparto muchos intereses, según los comentarios que realiza,  hoy pude recordar esos lindos momentos y la música volvió a mis oídos y fue mi querido Chopin quien deslizaba ágilmente sus finos y largos dedos sobre el blanco teclado, dejando fluir hermosas melodías.

Hoy cumpliría 204 años. Pensar que se fue tan joven y dejó tanto para deleitarnos!

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