Evento CIEN de PTB

Evento CIEN...CIEN días Cien Blogs

Aprovechando que ésta es mi entrada N° 100 en este blog, hago mención a la experiencia vivida al toparme en el mundo cibernético con la comunidad PTB.
Debo confesar que llegué por absoluta casualidad, y me alegro de que así haya sido.
Sin entender muy bien de qué se trataba me anoté en el Evento CIEN en el cual el desafío consistía en visitar a todos los blogs que conformaran el listado de los que se iban apuntando, con el compromiso de comentarlos y/o seguirlos, con un "saludo desde PTB".
El propósito es promocionar nuestros blogs y a su vez, que otros nos promocionen, nos mencionen, nos tengan en cuenta. En ese feed-back, la red se va ampliando, conocemos y nos conocen más.Sumamente grata fue la la sorpresa de encontrar espacios de lo más variados, creativos, interesantes, de muchos de los cuales me hice seguidora. Enumerarlos a todos me llevaría tiempo y seguramente me quedaría corta en los comentarios, así que se pueden visitar directamente entrando en: Seguimiento del evento CIEN.

Me resultó muy enriquecedor conocer gente con perfiles tan diversos y a la vez tan comunes.Vale la pena acercarse y participar de las propuestas que Al Marqz nos hace; son innovadoras, divertidas y desafiantes.

Angélica

Hoy , 12 de marzo, es la fecha de cumpleaños de mi abuelita Angélica, la Nona.
Antes de terminar el día quiero recordarla de una manera especial.

Fue una mujer que derramó amor a su alrededor cada día de su vida, como un cántaro de agua fresca, pero...siempre tuvo en su mirada un dejo de tristeza que nunca comprendí.

No supe qué le impedía ser plenamente feliz sino hasta su último día; cuando develó un secreto que fue obligada a mantener por muchísimos años. Antes de cerrar sus ojos para siempre, pidió que una de sus hijas se acercara a ella y con un hilo de voz le dijo lo que le oprimía el corazón.

A partir de ese momento comprendí muchas cosas. Me alegré de que, aunque fuera en los últimos instantes de vida, hubiese podido liberarse de ese peso que cargaba en silencio desde hacía tanto tiempo.

Me alegré pero también lloré, lloré porque intenté ponerme en su lugar y me pude imaginar lo que debe haber sufrido a solas.

Hoy me quedan algunas cosas de ella que las atesoro: la puntilla de su viso, la que le pedí para adornar mi vestido de boda; un delicado delantal que usaba y me recuerda sus deliciosas sopas de cabello de ángel y una suave toalla bordada, tan suave como su blanca piel.

¡Feliz cumpleaños abuelita!