Al llegar a Madrid descubrí que es imposible caminar por ella sin mirar hacia el cielo.
La belleza de las diversas cúpulas que emergen de los antiguos edificios atraparon mi atención y no pude dejar de admirarlas paso a paso. Deseé que la percepción de esos instantes pudiera quedar grabado en mis retinas por siempre; esperando que mi memoria visual no se desvanezca con el paso del tiempo.
Majestuosos carruajes tirados por bravíos caballos parecen querer cruzar las avenidas galopando por el aire,
al tiempo que soldados vigías, con sus armaduras se yerguen en los bordes de las azoteas prontos para darles paso
hacia la Puerta de Alcalá.
Los habitantes del siglo XXI caminan presurosos por las angostas calles empedradas.
Yo siento los siglos de historia introducirse por mis poros a través de todos mis sentidos, en mi curioso deambular madrileño.
20/10/10
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1 comentario:
Muy buenas las fotos !! Espero ir por esos lares prontos :)
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