La mayoría de las veces nos dejamos llevar por la rutina y tan solo nos limitamos a trabajar y a cumplir con los quehaceres cotidianos. Y así…los días van pasando.
¿Será que estamos en este mundo con el único fin de comer, trabajar y dormir?
No me parece.
Admito que hacemos algunas otras cosas como: divertirnos de vez en cuando, u ocuparnos de nuestro bienestar físico con dietas, caminatas, clases de pilates; o de nuestra estética, yendo a la peluquería, podólogo o masajista.
Pero, ¿cuánto tiempo de las veinticuatro horas del día nos ocupamos en pensar de qué manera podemos ayudar a nuestro prójimo? (es decir al que está próximo).No hablo de pretender salvar al mundo ni de grandes obras llevadas a cabo con mucho dinero o que nos insuman tanto tiempo que nos impidan atender nuestras obligaciones. Hablo de simples momentos en que basta una llamada telefónica, un café, un email personalizado para acercarnos, preocuparnos y ocuparnos de alguien que no sea YO.
Hagamos la prueba, intentemos evitar ser egoístas pensando sólo en nosotros y dediquemos tiempo para ofrecer nuestros oídos, una sonrisa, una mirada comprensiva.En fin"tiempo" para DAR sin esperar RECIBIR.
Confío en que sentiremos un inmenso placer al hacerlo y ése, sin duda…¡será el mejor regalo que podamos obtener!
Toma mi mano,
vamos a enfrentar juntos
la situación.
1 comentario:
esa es la locura de este tiempo, y acaso de todos los tiempos... no poder mirarse más que el propio hombligo!!! saludos amiga. buena semana.
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