Abro la heladera...no hay dulce a la vista... pero sí encuentro unos deslucidos duraznos que olvidé que estaban en la bandeja de las verduras, machucados, hiper maduros...nada atractivos!
Manos a la obra: los pelo, limpio, lavo, corto en trozos medianos y coloco en una cacerola. A ojo (nada de recetas formales), les agrego un poco de agua, azúcar (tanta como dulce lo quiera) y unos buenos chorros de limón exprimido (ingrediente indispensable en las mermeladas).
Fuego lento, cuchara de madera ( dato importante según los entendidos) para revolverlo y esperar, sin dejar que se queme ( cosa que me sucedió muchas veces por engancharme en la computadora , reaccionando ante el olor a olla quemada por caramelo).
Cuando espesa un poco (queda levemente pegado a la cuchara) , apago el fuego y dejo enfriar.
Esterilizo un frasco de vidrio en agua hirviendo y vierto la mermelada en él.
A la tapa le paso unas gotas de alcohol blanco y lo cierro herméticamente.
Voilá! A la mañana siguiente: tostadas o galletitas saladas con mermelada de durazno casera.
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